¿Vas a tarde o vas a tiempo?

La respuesta que des a esta pregunta dependerá completamente del hábito que tengas sobre la puntualidad.


<span id="hs_cos_wrapper_name" class="hs_cos_wrapper hs_cos_wrapper_meta_field hs_cos_wrapper_type_text" style="" data-hs-cos-general-type="meta_field" data-hs-cos-type="text" >¿Vas a tarde o vas a tiempo?</span>

La respuesta que des a esta pregunta dependerá completamente del hábito que tengas sobre la puntualidad. Piénsalo bien, si eres una persona que al llegar a la oficina y decir “buenos días” recibe como respuesta un sarcástico “buenas noches”, entonces, ¡vas tarde! y eso dice mucho de ti y de lo que tus compañeros e incluso tu jefe piensa sobre tu compromiso con el equipo.

Antes de que empieces a justificarte, hablemos de los imprevistos. Todos hemos tenido uno o más en la vida, el tráfico, una llanta ponchada, un choque o una fila eterna para tomar el transporte público, son y deberían ser excepciones y no excusas diarias que te hagan quedar como un colaborador impuntual.

Lo creas o no, el hecho de que vayas a tiempo y seas puntual dentro y fuera de la oficina refleja el interés, respeto, organización y compromiso que tienes con la otra persona con la que vayas a reunirte ya sea vía Zoom, en el salón de clases, una sala de juntas o en el pasillo de la oficina.

Tu tiempo y las actividades que desempeñas día con día son tan importantes como las del resto de los colaboradores, por esta razón, tener en el equipo a una persona puntual hace la diferencia a la hora de tomar decisiones, entrega de reportes, coordinar eventos, firmar autorizaciones y todo eso que no sucedería como debería, si eres impuntual.

Una persona puntual es valorada porque demuestra que tiene palabra, da confianza a los otros, es respetuosa, refleja su educación y compromiso con los demás; por ello, la puntualidad es una virtud que tanto las empresas, como los jefes y colaboradores valoran todos los días.

 

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