Discernimiento para San Ignacio de Loyola, a quien la Iglesia celebra el 31 de julio, significa estar consciente de que Dios nos ayudará a tomar buenas decisiones, aun siendo conscientes de vernos motivados por fuerzas contradictorias. Unas que nos llevan hacia Dios y otras que nos empujan para alejarnos de él.
Así que el discernimiento es la habilidad de ver claramente cuáles son esas fuerzas; ser capaces de identificar, ponderar y juzgar. Y finalmente, escoger el camino más alineado con los deseos de Dios para ti y para el mundo.
Por lo tanto, no es tan simple como seguir a ciegas ciertas reglas, uno también debe confiar en los propios impulsos y en las acciones de Dios dentro de nuestro corazón.
¿Cómo se discierne?
- Tratar de ser ¨indiferente¨, sé libre de todo lo que te retiene para seguir los deseos de Dios. Por ejemplo, si estás discerniendo si vas o no a visitar un amigo enfermo al hospital y estás preocupado de si te vas a enfermar, no eres ¨libre¨. Algo te está impidiendo hacer un bien. ¨Indiferente¨ no quiere decir que no te importe, sino que seas libre para seguir los deseos de Dios.
- Pide la ayuda de Dios, el discernimiento no se lleva a cabo por su propia cuenta. Necesitas la ayuda de Dios para escoger el camino correcto, ayúdate del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia, como un sólido punto de partida. Todo esto debe ser realizado en el contexto de la oración. “confía en tu corazón, pero usa tu cabeza”.
- Sopesa los diferentes ¨movimientos¨ dentro de ti mismo, para ver cuál se origina en Dios y cuál no. Dice San Ignacio, el ¨buen espíritu¨ traerá apoyo, aliento y paz mental. Lo opuesto es el ‘Mal Espíritu’. Éste, causa ansiedad y presenta falsos obstáculos para obstaculizar nuestro progreso espiritual, el ¨espíritu maligno¨ nos dirá: ¨si tú perdonas, la gente te verá como una alfombra!”
- Si no hay una respuesta clara, puedes recurrir a otras prácticas sugeridas por Ignacio. Puedes imaginarte a alguien en la misma situación tuya, y pensar qué consejo le darías a él o ella: esto puede ayudar a disminuir la influencia de nuestros deseos desordenados en el discernimiento.
- Por último, después de hacer un buen discernimiento experimentarás un sentimiento de lo que San Ignacio llama ¨confirmación¨, o un sentido de rectitud. Te sientes en sintonía con los deseos de Dios porque tú estás en su misma frecuencia. Y esto naturalmente trae paz.