El Espíritu Santo nos guiará hacia la verdad plena

El Espíritu Santo nos guiará hacia la verdad plena


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El fundamento teológico del liderazgo, como guía, podemos decir que San Juan señala que el Espíritu Santo nos guiará hacia la verdad plena (Jn 16, 13); por su parte, San Pablo afirma que los que son guiados por el Espíritu Santo son hijos de Dios (Rm 8, 14). Por lo tanto, es el Espíritu Santo el auténtico y definitivo guía que nos lleva a la Verdad plena y reconocernos como Hijos de Dios y, por consiguiente, poder llamar Abba a Dios.

La Sinergia entre la acción humana y divina se basa en el Espíritu Santo que actúa como una presencia personal que potencia los principios activos o disposiciones del ser humano, permitiendo una reconfiguración interior, un conocimiento no sólo racional y discursivo sino también afectivo, por continuidad, moviendo a la acción.

No quita al humano, al contrario, lo vuelve pleno; no deja de lado la naturaleza humana, sino que la lleva a su excelencia para poder comprender su trascendencia. Esta acción del Espíritu Santo lleva a que el ser humano alcance su plenitud, su florecimiento.

Características del Espíritu Santo guiando al hombre:

  1. Otros pedagogos guían hacia la verdad, y sin duda pueden aportar mucho, pero sólo el Espíritu Santo nos da acceso a la verdad plena.
  2. Los buenos pedagogos son guiados por el Espíritu Santo. Ser guiados por el Espíritu Santo no va en detrimento de nuestra inteligencia o libertad, no es un acto meramente pasivo. Antes bien, cuanto más actúa Dios, más actúa el hombre (Granados, 2012). Se realiza una sinergia entre el pedagogo y el Espíritu Santo.
  3. El Espíritu Santo es amor, quienes son guiados por el Espíritu Santo informan de caridad sus pensamientos, sus deseos, su voluntad, sus afectos. Desarrollan una sabiduría práctica que supera la prudencia. Se perfeccionan todas sus virtudes.
  4. Tanto el pedagogo como el discípulo han de ser guiados por el Espíritu Santo en su relación. Uno y otro han de realizar un discernimiento de la acción del Espíritu Santo. Aunque el pedagogo sepa muchas cosas no puede sustituir al interesado en la interpretación del misterio de su vida de la cual es el protagonista.
  5. El liderazgo puede ser entendido como ejercicio de la exousia o autoridad de Dios, siendo Jesús de Nazaret, con sus palabras y obras quien nos revela qué es el liderazgo y cómo ejercerlo.
  6. Apelar al liderazgo del Espíritu Santo no es excusa para sacralizar todo liderazgo, sino clave para evitar falsos liderazgos; atribuyéndose una autoridad divina sin la mediación de la comunidad.

El liderazgo es un acto por el que guiamos a otros hacia un objetivo, pero también requiere dejarse guiar por otro hacia una verdad más plena. El líder y el seguidor son, a fin de cuentas, guiados por un tercero.

La universidad necesita ser guiada en esta búsqueda de la verdad por el Espíritu Santo para, a su vez, ser guía de otras personas en esta búsqueda de la verdad. Necesitamos, por tanto, como comunidad, invocar al Espíritu Santo, acogerlo y obedecerlo.

El liderazgo así entendido es un acto comunitario, realizado en comunidad que nos estimula y nos aporta recursos y apoyos. Pero la comunidad es importante sobre todo porque en ella se hace presente el Espíritu Santo y nos guía hacia la verdad plena.

La comunidad no es una cuestión de utilidad sino una condición para la acción de sí misma de guiar y aprender. Guiar es un rol, y a veces, una encomienda que nos pide la comunidad, un servicio a la comunidad. Liderazgo de acción positiva es estar dispuesto a asumir este servicio cuando la comunidad nos lo pida.

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