El tema de la creatividad nos resulta sumamente interesante por eso nos dimos a la tarea de entrevistar a algunos de los líderes creativos que han formado parte del Programa de Liderazgo Crea desde su fundación en el 2018.
Indagando en el tema de la creatividad se han roto diferentes estereotipos en la forma en que concebimos esta habilidad. Tradicionalmente se considera que la creatividad es una facultad propia de los artistas, pero en realidad todos podemos desarrollar el músculo de la creatividad si lo ejercitamos más a menudo.
En este artículo descubriremos que la creatividad es un ejercicio diario, y la mejor forma de analizarla es desde el testimonio de las propias personas:
Jason Sánchez
Miembro de Crea, estudiante de Dirección de Empresas de Entretenimiento, músico y compositor.
La parte musical y de producción ha sido parte importante en mi formación este último año y es a lo que más le he dedicado tiempo de práctica y aprendizaje por diferentes medios. Me encanta aprender, buscar cosas nuevas y también cometer errores porque me hacen un mejor profesional.
La situación actual ha transformado la manera de trabajar para tener mejores resultados. Antes solía dejar todo al aire, no planear y estancarme muchas veces. Al iniciar la pandemia continuaba igual, pero entendí que si no hacía un cambio jamás iba a desarrollarme como me gustaría. Además de la universidad y la música tengo diferentes actividades, como ser miembro de Crea y parte de la Sociedad de Alumnos. Sin duda es un reto hacer todo al mismo tiempo, pero siempre tengo un calendario y notas para realizar todos los proyectos y actividades a tiempo y de la mejor manera posible.
Como músico y artista, estoy en constante búsqueda de fuentes de inspiración que van desde estudiar a otros artistas y escuchar su música, hasta ver cine. Como cualquier arte, la música requiere de creatividad y lo que más me funciona es ver todo lo que hay afuera, encontrar lo que más me gusta tratando de integrarlo a mis proyectos.
Tener un equilibrio ha sido complicado, pero siempre busco tener tiempo para todo y procuro tener tiempo de descanso disfrutando de la compañía familiar.
Lizbeth Peña
Fundadora de Tokonoma espacio creativo y Tallerista del Programa de Liderazgo en Comunicación Crea (2020).
Me dedico a impartir clases de escritura creativa, también coordino actividades virtuales, impulso grupos de lectura y participo en otros proyectos de gestión cultural. Lo que más me gusta de mi trabajo son esos momentos de emoción compartida, en los que no importa el cansancio o lo que rodea a la sesión. Cuando soy tan libre y feliz que ya no dudo, y sé que quiero hacer eso toda la vida.
En estos días, me he demostrado que puedo ser bastante ordenada, porque entre tanto que tengo que hacer, he podido cumplir. Y priorizo lo urgente, lo más próximo. Eso me obliga a resolver, sin esperar el momento adecuado. También se convierte en una satisfacción de logro constante.
Por una condición de salud, mi energía suele fluctuar y estar más baja que años anteriores. Así que debo prestar mayor atención a cómo y cada cuánto me alimento, y reposar, en caso de ser necesario. Mi energía suele balancearse al cambiar de actividad, a una que me haga más feliz en ese momento, también me ayudan mucho los diálogos con mi pareja, sobre todo cuando me siento muy confusa mentalmente.
Ahora, que he estado en varios cursos y talleres que implican crear y, de forma alterna, en proyectos que requieren que resuelva asuntos constantemente, volví a dudar de mis procesos creativos. De lo que identifico que perturba y bloquea mi creatividad, sí está la saturación, pero combinada con mis altas expectativas. Por ello, mi forma de combatir al síndrome de la impostora es con la creación continua, demostrándole (demostrándome) que estoy en acción.
En lo laboral, tenía años negándome a realizar sesiones virtuales, por mi personalidad, especialmente. Mi primera transmisión de Facebook la realicé porque tenía que motivar a otras personas y no me quedó de otra que lanzarme. Es cierto que la pantalla agota más, pero también soy feliz de evitar trasladarme bajo el sol, o el andar sufriendo por los tiempos de traslado de un lado a otro. Comencé a hacer mis talleres en Zoom y lo sentí muy fácil, estoy aprovechando lo que la plataforma ofrece y que no podíamos tener en ciertos espacios.
Igual suelo trabajar en proyectos de tiempo limitado, lo que ha permitido que mi mente sepa que debe enfrentar nuevos retos en diferentes circunstancias, cada cierta época. El vértigo puede paralizarme al inicio, o repetirse en muchos momentos, pero solo tengo que afianzarme a personas que se benefician de lo que hago para empujarme.
En lo personal, estos meses he fortalecido y renovado mis gustos, me he atrevido a entrar a cursos a los cuales no hubiera asistido si no fueran virtuales. Aprendí que puedo seguir mejorando en áreas que pensé ya superadas o que no serviría hacer nada al respecto. Aunque creo que hay aprendizajes que siguen en proceso y por eso serán también más fuertes. Uno de ellos tiene que ver con el duelo. Sentir que no había trabajado mis emociones al respecto, y encontrarme de pronto con mucha gente a mi alrededor que vive sus propios duelos, me toca de una manera que aún no termina de crecer en mí.
Jossy Zamora
Comunicadora, Creadora digital, Vlogger y Tallerista del Programa de Liderazgo en Comunicación Crea (2020).
Me dedico a la comunicación, trabajo tiempo completo en una productora y de manera independiente administro redes sociales y tengo secciones en Televisa Quintana Roo e Imagen Radio, donde hablo sobre temas de ecología y medio ambiente.
Tras la pandemia, como mi trabajo es digital aumentó. Me ha costado organizarme porque de pronto tuve más cosas que hacer, pero nada que no se pueda arreglar. La realidad es que soy muy desordenada. Llevo poco tiempo dedicando mi tiempo “libre” a proyectos propios y a veces es muy complicado porque no he podido darles orden a mis pendientes. Estoy intentando un método que es trabajo full por quince minutos; contesto WhatsApp e Instagram cinco minutos; trabajo full otros veinte minutos; contesto WhatsApp e Instagram cinco minutos… Y así voy aumentando el tiempo de trabajo. Me ha funcionado para no distraerme contestando mensajes, ahí la llevo.
Siento que no tengo tan separada mi vida personal, profesional y familiar: todo está entrelazado. Mis actividades y vida profesional tienen que ver con mi vida familiar; lo que sí, es que dedico un día a la semana a apagar mi celular y disfrutar de buena compañía y lo que sea que esté haciendo.
Me encantan las actividades al aire libre, de hecho, es parte de mi trabajo porque creo contenido sobre el medio ambiente para mis redes sociales. Mi creatividad y energía la mantengo haciendo ejercicio y estando en contacto con el mar y la naturaleza. Eso me alimenta el alma, el corazón, el espíritu. Además, sigo estudiando, viendo videos, y analizando, e incluso, platicando con personas que se dedican a lo mismo que yo.
Mi mayor aprendizaje es enfocarme en mis proyectos, seguir aprendiendo, comprar talleres, escuchar podcasts, ver conferencias de mis temas y aprender cosas nuevas todo el tiempo.
Rubén Machaen
Periodista, Escritor y Docente de la Universidad Anáhuac Cancún.
Las rutinas pueden ser flexibles en la medida en que cumplas con tus objetivos. En mi caso, la flexibilidad es poca, porque soy un hombre minucioso, pero a lo vieja escuela: todo lo anoto a mano y luego lo traslado a las teclas. La creatividad tiene maneras curiosas de manifestarse y sólo puedo abordarla desde una física página en blanco.
Me considero periodista de profesión; escritor por decisión y docente por convicción. Disfruto mucho escribir, sin duda; pero lo que más me gusta de mi trabajo y mi oficio, es la lectura. Desde la docencia, lo que más disfruto es la interacción con el alumnado. La brecha generacional permite una retroalimentación permanente entre todo lo que ellos ya saben, y aquello que el docente conoce y muchas veces resignifica.
Me levanto muy temprano a leer prensa desde Twitter y luego veo, en la misma red, algo de crítica literaria y musical para pescar qué leer o qué buscar en Spotify. Suelo clavarme mucho en el soundtrack de la serie que esté viendo en el momento y rescatar de ahí lo que más me guste. Al final de cada clase, paso una hora, hora y cuarto, buscando videos y referencias que afiancen lo visto en la sesión del día, hacérselos llegar a los grupos y arrojar preguntas detonadoras para la siguiente clase. En las noches, para despejar, salgo a correr y a hacer mi rutina de ejercicio, sobre todo artes marciales. Pero también soy trasnochador. Suelo dormirme, o con un libro, o con la PC encima.
Desde que inició el confinamiento por la pandemia, hay una frase que no se me sale de la cabeza: el sujeto está online. Porque, ¿quién es el sujeto? Hay sujeto en la medida que exista auto representación. En el confinamiento, somos el primer plano de nuestras ventanas de Zoom y lo que ese cuadrito nos permite ser: fondos virtuales con temas alusivos a las materias; frases detonadoras; GIFs sugestivos y bibliografías andantes que trasladamos al lenguaje digital. Cómo administrar el yo virtual del yo personal, es algo que aún sigo aprendiendo.
Hay un reportaje de Vice titulado How Coronavirus Is Finally Fulfiling the Internet’s Promise cuya tesis es, básicamente, cómo a raíz de la pandemia, no somos sin Internet. Aquella promesa de interconectividad en todos los ámbitos expuesta a finales de la década de los 90 y exacerbada con la llegada del año 2000; la posibilidad de mantener relaciones interpersonales (familiares, profesionales, amorosas) a través de una pantalla y hacerle saber al mundo “hola, aquí estoy y en esto ando”, se materializó veinte años después a raíz de una pandemia global cuya existencia, en principio, nos sonaba asombrosa, en el sentido de “esto no nos puede estar pasando en pleno siglo XXI”. Y vaya que está pasando, como hace cien años pasó la gripe española, hasta que terminó. Entonces, seguimos siendo sujetos-sujetados al status de un virus cuya existencia pone en peligro la nuestra. Desde ese lugar, ¿cuántos cambios de rutina nos quedan?
Como hemos podido descubrir, la creatividad se manifiesta todos los días y de distintas formas. Está presente en todos los ámbitos que integran a un ser humano, tanto en lo profesional como en lo personal. Nos acompaña no sólo en los ratos de inspiración, también en los de retos y dificultades. Es por ello, que los líderes de hoy no puede dejarla pasar desapercibida, al contrario, deben hacer uso de ella para el logro de sus objetivos y los de su equipo.